Mili y Lechi llegan a Bucle por recomendación de dos de sus amigas que nos vieron trabajar en otro evento. ¡Eso es fantástico! Lo mejor de lo mejor, por que nos ven haciendo lo que amamos, ya saben, nuestra esencia. Las hormiguitas de Flor, las artísticas tomas de Caro, y la onda que le ponemos. Por que nos encanta y nos llena de amor cada pareja.
A esta boda fuimos con Sebastián Más de segunda cámara, por que Caro estaba de viaje. Seba nos ayudo mucho con la iluminación, la compañía y tomó terribles imágenes.
Fue un día muy esperado para los novios como así para su familia y amigos, navegábamos todos en un mar de emociones. La madrina de Mili, eslabón más que importante en su vida, no podía esconder sus lágrimas de felicidad.
El día comenzó con Lechi y sus amigos preparándose en la casa de uno de los testigos, mientras que Mili y sus amigas lo hicieron en el hotel Savoy. ¡Divino hotel para prepararse! Es romántico, cálido y acogedor. Las habitaciones son luminosas, y tiene muchos, pero muchos lugares para hacer retratos sin aburrirte.
De allí partimos a la Iglesia Cristo Rey, edificio ya clásico para quienes andan de boda en boda, con su hermoso altar y calidez de siempre. Anécdota: casi nos retan en la ceremonia, pero Flor se portó bien y, en un rincón, se quedó tranquila por un ratito.
Etapa siguiente: Altos del Ludueña, donde nos recibió la hermosa ambientación de Triada Ambientaciones, unas genias que supieron resolver en un minuto las adversidades del clima y montaron el civil rápidamente en la galería. ¡Todo hermoso, soñado!
¡Y de ahí la fiesta, un fiestón! Se bailaron todo, y el último en irse fue el cura, ¡¡¡eso ya lo dice todo!!!
Gracias chicos por confiar en nosotres, ¡la pasamos genial!